A los ojos de Washington, el objetivo de financiar a los grupos negros, indígenas, LGBT u otros grupos minoritarios en países enemigos no es simplemente promover las tensiones allí; es también crear una narrativa que ayude a convencer a los liberales e izquierdistas de Estados Unidos para que apoyen la intervención estadounidense.
Desde el principio, la estrategia comercial del gigante de la distribución se ha basado en eludir los impuestos y embolsarse las subvenciones públicas.
La facilitación de las conversaciones por parte de Rusia ha disgustado enormemente a Washington, que desde hace tiempo recela de la participación rusa en Sudamérica.
«Madre mía, vivía como Scarface… Pagaba entre 300-400.000 dólares semanales y 5 millones de dólares semanales a veces. Todo en efectivo». Matthew Hoh, capitán del Cuerpo de Marines de EE.UU. y ex funcionario del Departamento de Estado
Las víctimas de Bolivia son víctimas de un golpe de Estado respaldado por Estados Unidos, y la violencia política financiada por Estados Unidos debería compartir igualmente el foco de atención que ahora pone de relieve el efímero legado de violaciones de derechos humanos de Añez en Bolivia.
Puede que Estados Unidos no tenga presencia física dentro de Afganistán en el futuro, pero se teme que sus sanciones económicas acaben siendo más mortíferas que sus fuerzas armadas.
Dan Cohen, de Behind The Headlines, examina el paro nacional que se está llevando a cabo en Colombia y cómo el presidente Duque se apoya en una ideología neofascista para doblegarlo.
Diplomáticos europeos dijeron a Reuters que muchos países preferirían dejar morir a decenas de miles de ciudadanos más que permitir que Rusia los salve.