Samantha Power ha sido una franca defensora de la intervención humanitaria de EE.UU., promoviendo la guerra de Irak y defendiendo a los violadores de los derechos humanos como Israel y Arabia Saudita.
La decisión del Departamento de Estado de designar a los rebeldes houthis del Yemen como organización terrorista fue condenada inmediatamente por las organizaciones humanitarias.
El uso por parte de Arabia Saudita de la cobertura diplomática y las armas estadounidenses ha adquirido un ritmo febril a medida que el Reino profundiza en la tragedia que ha sufrido el Yemen.
El Secretario de Estado Pompeo presionó con éxito a las Naciones Unidas para que redujera significativamente la ayuda a uno de los países más pobres del mundo, alegando que podría caer en manos de los rebeldes.
El FSO Safer, un petrolero amarrado al punto de explosión o de un derrame catastrófico, se ha convertido en otra moneda de cambio en la actual guerra en el Yemen, en la que los Houthis, las Naciones Unidas, los Estados Unidos y Arabia Saudita compiten por tomar posesión del valioso petróleo que se encuentra a bordo.
La OMS y el UNICEF han expresado su preocupación por lo que describen como un «alarmante descenso» de los programas de vacunación infantil, las visitas a hospitales por problemas graves, incluidos los ataques cardíacos e incluso un retroceso en la lucha contra el SIDA.
La ONU ha advertido que unos impactantes 16 millones de yemeníes corren el riesgo de contraer el coronavirus, lo que supone un duro golpe para lo que ya ha descrito como la peor crisis humanitaria del mundo.
Funcionarios de salud le dicen a MintPress que las inundaciones han impedido las medidas de prevención del coronavirus en un país ya devastado por cinco años de bombardeos saudíes que han dejado el 70 por ciento de sus instalaciones de salud destruidas.
El Programa Mundial de Alimentos esta advirtiendo que Yemen y los países del Cuerno de África – no es casualidad, afirma que los Estados Unidos han estado desestabilizando durante décadas,- podrían enfrentarse a una hambruna masiva en medio de la pandemia de coronavirus.
El régimen saudita ha emprendido una serie de actividades cuestionables desde el brote mundial de COVID-19, incluido el traslado de masas de refugiados africanos deportados de zonas con coronavirus a la frontera con el Yemen.